miércoles, 2 de enero de 2008

Catedral Santa Florentina


Santa Florentina, una santa no muy conocida:

En una parte de su homilía monseñor Sarlinga se refirió a Santa Florentina, de la que dijo que “no es tan conocida por nuestro actual pueblo cristiano, pero su vida ejemplar nos interpela aún hoy, y quizá de manera especial en nuestros tiempos”, y seguidamente narró su historia así:

“Vivió durante el siglo VII (murió en 636), en la España visigótica. Sus padres se llamaron Severiano y Túrtura y supieron educar cristianamente a sus hijos, entre los cuales se cuentan tres obispos, hermanos de la santa, que fueron Leandro, Isidoro y Fulgencio. Leandro fue arzobispo de Sevilla y una vez muertos sus padres, se encargó de formar a sus hermanos menores: Isidoro, que lo sucedió en la sede sevillana, y fue la gran lumbrera de la España de esa época; y Fulgencio, que fue obispo de Écija.

Todos fueron declarados Santos por la Iglesia, frutos de una familia donde reinaba el amor de Cristo y el don del Espíritu que conocemos como “temor de Dios”, así como el trabajo arduo y animoso, y la formación espiritual.

Florentina consagró su virginidad en el monasterio sevillano de Santa María del Valle, en Écija, donde llegó a ser abadesa y ejemplo y consejo para otros monasterios, en especial bajo los consejos del “tratado” que su hermano san Leandro le dio.

Le aconseja allí, entre otras cosas, que sea "servicial con las hermanas que viven con ella y que procure no hacer sufrir a ninguna"; que "debe procurar leer y orar continuamente", y que "si vive la vida comunitaria, su vida se parecerá a la de los Apóstoles".

Y le brinda un consejo de oro, para ella, que era superiora, y que bien puede aplicarse a todo aquel que detente una autoridad como servicio: "Que sea discreta, prudente, para saber lo que debe conceder y negar según las necesidades de cada una".

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